Tres peregrinos van caminando en una noche oscura. Vienen de lejanos territorios de Oriente
con ropajes extraños y llamativos. Mientras caminan uno de ellos levanta los ojos al
firmamento fijándose en el astro que brilla más que las demás estrellas. Tranquilizado por
esta visión el rey mago exclama: "estamos bien, ella nos indica el camino".
Durante los últimos 10 años, Misión País ha sido un proyecto de la Pontificia Universidad
Católica que busca renovar la Iglesia y ponerla en el corazón de la Patria. Son más de 1.500
misioneros repartidos en 48 zonas de Arica a Punta Arenas que año a año comparten en el
verano sus experiencias de fe con personas de todas las edades, algunos que han perdido la
fe, otros se han alejado de la Iglesia y otros tienen una fe tan grande que nos contagian con
su amor a Dios. En esos 10 días se aprende, se escucha, se ríe y también a veces se llora,
pero por sobre todo, se tocan corazones y se cambian vidas. ¡Cómo no va a ser así! Si es
que sentarse en ese sillón con una taza de té o un vaso de jugo es una acogida fraterna que
hace sentir incluso al misionero más extranjero como en su propia casa. Y la dedicación de
quienes preparan los “talleres” y juegos para los niños y jóvenes conmueve hasta al que ha
perdido la última de las esperanzas. ¿Qué los hace ser así? Estos jóvenes llenos de vida y
de entusiasmo son viajeros que, tal como los Magos de Oriente, se han encontrado con el
niño Jesús y quieren compartirlo con cada una de las personas que conocen. “No pueden
callar lo que han visto y oído”, porque saben que un bien tan grande está hecho para vivirlo
con los demás y no en soledad.
No obstante lo anterior, dicha tarea de evangelización resulta irrealizable sin el modelo de
vida de la Virgen del Carmen. Ella es la primera misionera que con un generoso sí trajo al
mundo al Dador de Vida. Además, en distintas etapas de la historia de Chile ella ha sido el
impulso y protección de quienes han buscado la verdad y la justicia.
Es por eso que hoy en día, en un país donde pareciera que el progreso se aleja cada vez
más de un desarrollo humano integral optando solamente por el bienestar material, Misión
País renueva su consagración a la Reina de Chile para que mantenga el rumbo de esta
misión con su testimonio de ardor apostólico y una respuesta radical al Plan de Dios. Como
estrella de la evangelización ella guía y cubre con su manto protector, y por sobre todo
alienta durante las mareas más tormentosas del camino a la santidad.
Con su testimonio de entrega alegre invita a que especialmente los jóvenes se reconozcan
como instrumentos que tienen mucho que aportar al Plan de Dios. No importa si no se es el
más rápido, ágil o inteligente, Él obra maravillas con los que se abandonan en Sus manos.
Misión País se encomienda a la Virgen del Carmen, quien como estrella guía alumbra su
camino, para que mirándola a ella pueda llegar a Jesús. Queremos, como jóvenes católicos,
ayudarla en la tarea de mostrarle a todos a su Hijo y que nadie se quede sin experimentar un
encuentro con Él, encuentro que a nosotros nos cambió la vida. Es por eso que hoy
queremos regalarle a la Virgen María un Chile más unido, más fraterno y más santo.
Misión País se vuelve a poner al servicio de la Madre de Chile. Que la Virgen del Carmen sea
siempre la luz y guía de la historia de nuestro pueblo hacia el Padre Dios, para hacer de
Chile un país misionero.
Catalina Valdés y Oscar Lizana
Equipo de Formación Misión País 2015