Arzobispo de Santiago inaugura Año de la Misericordia con la Apertura de la Puerta Santa de la Catedral

Domingo 13 de Diciembre, 2015

Con la asistencia de más de 5 mil fieles se realizó la apertura de la Puerta Santa de la Catedral Metropolitana, presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, dando por inaugurado en la arquidiócesis el Año de la Misericordia convocado por el papa Francisco.

Representares de todas las parroquias de Santiago, de movimientos, párrocos, religiosos y religiosas, vicarios y obispos auxiliares, se agolparon para ver como Monseñor Ezzati dio inicio a la procesión desde la Iglesia de Santo Domingo hacia la Catedral para realizar la apertura de la Puerta Santa.

La procesión llegó a las puertas de la catedral a la 12:00 horas, momento preciso al que al sonido de un cuerno, el cardenal Ezzati aclamó: “Abran las puertas de la justicia. Entraremos a dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor: por ella entraremos para obtener la misericordia y el perdón”. Simultáneamente y en tres tiempos, el pastor abrió las dos hojas de la Puerta Santa y todos los presentes irrumpieron espontáneamente en alegres aplausos.

Poco a poco, precedidos por el arzobispo, los más de cinco mil asistentes fueron pasando por la Puerta Santa, proceso que demoró alrededor de 20 minutos.

La Puerta Santa estaba rodeada de una guirnalda de flores blancas y cada hoja de la puerta con placas con la imagen de la cruzdiseñadas por el artista Claudio Di Girolamo. En la imagen de la izquierda aparece Jesucristo crucificado cargando en sus hombros una oveja y la inscripción: “Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da su vida por las ovejas”. La cruz de la derecha, con ramas de olivo en tres de sus extremos y en la parte baja el icono del Año de la Misericordia. Al centro la cita: “Sean compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguen y no serán juzgados. No condenen y no serán condenados. Perdonen y serán perdonados”.

Toda la Iglesia en camino

El cardenal Ricardo Ezzati presidió la solemne misa y en su homilía indicó que en todos los fieles participantes: “Vemos la vida cristiana presente en nuestra ciudad” y agradeció a Dios: “Esta manifestación de fe y de vitalidad de nuestra Iglesia”.

Luego señaló que esta procesión por las calles céntricas de la ciudad: “Es un signo, quiere decir que toda nuestra Iglesia quiere ponerse en camino, quiere salir de sus seguridades, quiere ponerse en camino”. 

Agregó que: “La vida cristiana es siempre un continuo caminar, un continuo éxodo, desde nuestras seguridades, desde nuestro pecado, desde nuestras flojeras, para encaminarnos con un corazón renovado hacia el Señor, que nos invita a encontrar en él la fuente viva de la vida, del gozo y de la esperanza. La liturgia de la Iglesia nos invita a vivir en este constante éxodo”.

Esta invitación, dijo, es a partir de todas las situaciones de nuestra vida, aunque haya debilidad de fe o momentos de desesperanza, de dolor, de aflicción, porque el Señor nos invita encontrar en Él: “La esperanza que no engaña, para encontrar en su corazón la bondad, el abrazo de la misericordia”. Aunque estén la tentación y el pecado: “El Señor nos invita a salir de esa situación dolorosa para ir al encuentro del perdón”. 

Entrar por la puerta que es Cristo para tener misericordia con todos

Más adelante explicó que La Puerta Santa es un signo, que no tiene valor en sí misma, sino que es señal de Jesús. “La puerta en la cual tenemos que entrar es la persona de Jesús, porque entrando por él podemos encontrar el don de la vida abundante, de la misericordia, de nuestra fraternidad, madurar en cada uno de nosotros los criterios del Evangelio, para hacer presente sus criterios de acogida de los más pobres y afligidos”.

“Qué diferente sería la realidad que nos toca vivir, muchas veces marcada por la injusticia, la violencia, el dominio de la droga, si de verdad nuestros criterios fueran los criterio es de Jesús. Cuánto más hombres y mujeres reconciliados habría si nuestros criterios fueran los que Jesús nos ofrece. Cuánto más desarrollo de valores humanos y espirituales habría en nuestra sociedad si entráramos por la puerta que es Jesús y asimiláramos sus criterios de vida. Cuánta más paz, cuánta más fraternidad habría en el mundo si los criterios de todos, de quienes nos gobiernan y de quienes somos gobernados fueran iluminados por Jesús”. 

El cardenal Ricardo Ezzati precisó, luego, que: “Entrar por la puerta que es Jesús es entrar en un camino de conversión o profundizar el camino de nuestra conversión continua. Es encontrarnos con el Padre, que es un Padre de infinita misericordia, que tiene los brazos abiertos para acogernos, para perdonarnos. Nadie se puede sentir rechazado marginado de la misericordia del Señor. Seremos pecadores, pero pecadores que reciben el abrazo del Padre Dios que los perdona”.

Finalmente, el pastor invitó a quienes han entrado o entren por la Puerta Santa y se encuentren con la misericordia del Padre, sean testigos de esa misericordia y hagan presente: “En gestos sencillos y grandes, que la misericordia del Señor es la única que puede de verdad transformar nuestra sociedad una sociedad de hermanos. ¡Cuánta misericordia necesita hoy nuestra sociedad! ¡Cuánto encono dirige a veces nuestras actividades y relaciones! ¡Cuánta violencia en lugar del amor está presente! ¡Cuántos ancianos enfermos encarcelados olvidados! ¡Cuántos jóvenes que no tienen esperanza en su porvenir!”. 

Esta es la tarea que el Señor nos confía, enfatizó el arzobispo: ser misericordiosos como el Padre. No solamente con palabras, sino en las acciones concretas de cada día, en la relación de los esposos, en la atención a los ancianos de cada familia y en las relaciones vecinales en las poblaciones.

Tras concluir la ceremonia, Wanderson, joven misionero brasileño de la Sagrada Familia señaló que la apertura de la Puerta Santa fue: “Una ocasión muy especial para toda la Iglesia y para la Iglesia de Chile. Es una experiencia muy feliz. Me gustó mucho el mensaje del cardenal, pues se parece mucho al del Papa Francisco, que nos invita a salir. Ambos mensajes me gustan mucho”.

En tanto, Jacqueline, agente pastoral de la parroquia Santa María del Sur de Pudahuel manifestó también sobre lo dicho por el arzobispo: “Fueron palabras hermosas, espirituales que llegan al corazón de las personas. La gente necesita esa cercanía, que es la manera en que el cardenal habló hoy. La gente cree en Dios pero encuentra a la Iglesia lejana. La gente busca sentido y eso es lo que vi hoy, es lo que las personas necesitan”.

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Fuente: Comunicaciones Santigo
www.iglesiadesantiago.cl