Bajo el lema “Juntos renovemos nuestra Iglesia” se celebró gran fiesta de Pentecostés, organizada por laicos de la Arquidiócesis de Santiago. Jóvenes, niños y adultos llegaron en masa hasta el Paseo Bulnes de Santiago para ser parte del "Encuentro de la Esperanza". Con banderas y globos en la mano, cantaban y danzaban al ritmo de las canciones cristianas, conmemorando la llegada del Espíritu Santo a las primeras comunidades cristianas, y su actuar permanente en la vida de la Iglesia.
Durante la celebración, los cerca de tres mil asistentes oraron por el futuro de la Iglesia, y por el renacer necesario que expresó el Papa Francisco en su Carta al Pueblo de Dios que Peregrina en Chile. "Desde que el Papa nos mandó esa carta algo nos pasó y creemos que como laicos algo tenemos que hacer. Donde reside el Espíritu Santo es en el Pueblo de Dios y por ello en el corazón de muchos surgió este soplo de querer implorarlo porque hay algo que hacer. De ahí nos surgió la idea de hacer este encuentro abierto a la ciudad, con el simple objetivo de juntarnos, sentirnos y conocernos como comunidad, igual que los apóstoles en Pentecostés", explicó Sebastián Dreyfus, del equipo de organización.
Denisse Gandereth es parte del movimiento de Schöenstatt. Llegó con sus hijas desde Buin, hasta el centro de la capital, para hacerse parte del encuentro. "Como católicos comprometidos tenemos que hacer visible la vida de la Iglesia y que nos importa lo que está pasando. Estar acá es una forma de hacernos presentes y no quedarnos en la casa, sentados en el sillón como espectadores, sino que comprometernos con nuestra Iglesia", expresó.
Con banderas en mano, un grupo de jóvenes de las parroquias San Lázaro y Nuestra Señora de Guadalupe, quisieron hacerse parte del encuentro, conscientes del importante rol que hoy cumplen. "Nosotros debemos ser los protagonistas del hoy de la Iglesia Católica, es el propio Papa quien nos anima a eso. Este es un día importante y por ello quisimos estar acá y hacernos parte", comentó Josefa Lizama, coordinadora de la Pastoral Juvenil Enadina.
En procesión y custodiado por cuasimodistas de distintas comunidades llegó el Santísimo hasta el altar del escenario, en las manos del Obispo Auxiliar de Santiago, Cristian Roncagliolo.
"Este Pentecostés lo celebramos en un momento doloroso de nuestra Iglesia por todo lo que ha acontecido, por los tremendos abusos que han ocasionado heridas profundas e irreparables en tantas personas y que nos duele el alma a todos nosotros. Pero en medio de este dolor Cristo nos regala el Espíritu Santo. Los invito a renovarse en la fe y a pedirle al Señor de la vida que nos regale la gracia de su Espíritu, para que con la humildad propia del que se reconoce mendigo de Dios, podamos renacer y renovar nuestra esperanza", señaló el obispo.