A las 10 de la mañana comenzaron a llegar -al Santuario de Nuestra Señora del Carmen Plaza de Armas- las futuras camareras que venían emocionadas y con gran entusiasmo a la celebración eucarística donde se les impondriá el escapulario que las haría parte de la Cofradía Nacional del Carmen.
Con la parroquia colmada de fieles y a los pies de la imagen de Nuestra Señora del Carmen, monseñor Migone destacó que este era un día muy importante no solo para las camarears sino para toda la Iglesia por el compromiso y amor que adquiría este grupo de mujeres con la Santísima Virgen Maria.
En su prédica monseñor Migone destacó como en el Evangelio, el Señor nos invita a vaciarnos de nosotros mismos para dejarnos llenar por el amor de Dios, por el Espíritu de Dios, tal como lo hizo María “la llena de gracia” haciendo referencia a la santidad de la Santísima Virgen.
A las nuevas camareras les dijo que recibir el Escapulario, es como llevar el manto de la Virgen y al renovar las promesas del Bautismo, se vuelven a consagrar a Cristo, y de la mano de la Virgen María darán testimonio de servicio a la iglesia y a los más necesitados a través de los diferentes apostolados que llevarán a cabo en su vida familiar y laboral. Destacó como la Virgen María estando libre de pecado, vacía de sí misma, estaba enteramente dispuesta a Dios, al amor, a recibir a Jesús a darle todo y darse por entera a los demás, que es el ejemplo que debemos imitar.
Finalmente destacó que éste era un camino de alegría e invitó a las camareras a amar mucho a Dios, que es la fuente del amor y que cualquier amor verdadero debe nacer de la fuente del amor a nuestro Señor. "El que ama va saliendo de si mismo, saliendo de su egoísmo, y todos quienes nos rodean empiezan a ser más importantes que uno mismo, que es el fin del mandamiento más importante que El nos dejó", concluyó.
Las nuevas camareras por su parte se manifestaron muy contentas de incorporarse a la Cofradía Nacional del Carmen. María Inés Carú señaló que la Santísima Virgen le brindó un gran regalo y bendición el día de hoy y que para ella es un gran honor ser camarera y estar al servicio de nuestra Madre del Cielo. Por su parte Margarita Muñoz, quien asistió con su hija y nietos, se mostró muy agradecida por la emotiva ceremonia y las gracias recibidas a través del escapulario que le fue impuesto con mucha devoción y alegría.