Ella, presurosa, precede y prepara los caminos de Dios. Así resumiría yo a la Peregrinación 2015 de la Virgen del Carmen Misionera.
Camina presurosa, como lo hizo para cuidar la vida y el nacimiento de Juan Bautista en la familia de Isabel y Zacarías (Lc 1,39 – 45). Por eso, en muy poco tiempo (30 semanas), recorrió cerca de 20.000 kilómetros en Chile. Estuvo en casi todas nuestras diócesis, especialmente en sus catedrales y santuarios. A veces no daba abasto para ir de parroquia en parroquia, de colegio en colegio y siempre estaba acercando la comunidad al encuentro con su Hijo, fiel al encargo que Él le pidió bajo la cruz (Jn 19. 26-27).
El Papa Francisco lo llama "el misterio de una especial misión salvífica. Jesús nos dejaba a su madre como madre nuestra” (EG 285). Los cuadernos de la Virgen que acompañaban la peregrinacion están llenos de innumerables y preciosos testimonios de la bendición de Dios que ella trajo sobre sus hijos. Vaya como botón de muestra este testimonio de Claudio, de la ciudad de Santa María de los Ángeles: "Madre: es maravilloso que hayas venido a nuestra ciudad y sentir tu presencia. Quiera Dios que nos dejes muchas bendiciones y nos dejes tareas para cumplir. ¡Cambia Madre la actitud negativa de esta comunidad, orgullosa y poco acogedora, sobre todo con la gente que nada tiene! ¡Gracias, Madre amada!”.
Es un texto que nos habla de calidez y motivación para vivir la experiencia cristiana, especialmente cerca de los más alejados. Ella volvió a animar y a demostrar el “Chile profundo mariano” que existe, que está latente y que se despierta con estas peregrinaciones para fortalecer la vida de nuestro pueblo e Iglesia.
Ella acompañó y preparó el ambiente del año 2015 frente a la discusión por la despenalización del aborto. Mientras se oraba por la familia y la vida con la oración que nos regaló el cardenal Ezatti (de la cual se entregaron más de un millón de estampitas), la tramitación de la ley fue cambiando del tenor inicial: los tiempos fueron más lentos, no hubo un “fast track”. La discusión fue más informada. Fue cambiando el ambiente abortista radical. Aparecieron nuevos criterios y posibilidades. Las prisas y urgencias primarias fueron desapareciendo, e incluso surgió la posibilidad de continuar con la legislación actual. Hoy en día hay otro ambiente, otras realidades legislativas y, sobre todo, una mirada más profunda y amplia frente a un embarazo con dificultades.
Pero, sobre todo ella, la Virgen, estaba preparando el Año de la Misericordia. No es casualidad que en Santiago estuviéramos en muchos de los Templos Mayores que tienen Puerta Santa. Ella, como Virgen del Carmen Misionera ha producido y producirá lo que el Papa Francisco nos dice: “Que la dulzura de su mirada nos acompañe este Año Santo, para que todos podamos descubrir la alegría de la ternura de Dios” (Bula n°24). Su peregrinación fue un preámbulo a las “sorpresas de Dios” (Bula n°25), que Él nos regalará en este tiempo de gracias.
Ella, como Madre de la misericordia, despertará esa actitud en sus hijos, como bellamente lo expresa Marcela, de Ralco, Alto Bio-Bío: "Virgen Santa: Tú que perdonaste al mundo por el daño desgarrador que le hicieron y le hacemos a través de nuestros pecados a tu amado Hijo, y aun así nos perdonas, intercede siempre por nosotros a través de tu Hijo y del Espíritu Santo para que podamos de alguna manera también amar y perdonar a los que nos dañan. Amén".
Por eso podemos decir que Ella, presurosa, acompañó y abrió camino a una mirada más integral en la discusión sobre el aborto y preparó el Año de la Misericordia.